viernes, 21 de agosto de 2015

Dulce Berenice Altamirano Olmos
Práctica de la Comunicación Educativa III
Umberto Eco "A paso de Cangrejo"
Lectura #1 - Norberto Bobbio “La misión del docto revistada”

Esta lectura hace referencia a citas de los escritos de Bobbio, principalmente habla de los  protagonistas o el objeto de debate que son los hombres de cultura, en segundo lugar , las discusiones de Bobbio se desarrollaban en los años cincuenta, cuando el objeto de discusión era más bien la figura del intelectual.

Fichte pensaba en el filósofo como en la persona que debería velar por el progreso real de la humanidad i favorecerlo, principalmente el científico debería tener la obligación de promover el progreso de la ciencia y sobre todo debería preocuparse del progreso de la rama de la ciencia de la que es especialista (por lo tanto la misión del docto es hacer bien y honestamente su propio trabajo), pero al mismo tiempo debería guiar a los hombres a la conciencia de sus  verdaderas necesidades y revelarles la manera de satisfacerlas. Es claro: el docto es, por su misión el maestro de la humanidad, el educador del género humano, el hombre moralmente más perfecto de su tiempo.

En este sentido, el docto no podía ser más que el filósofo porque en el momento mismo en que sumía la tarea de reconocer no solo las necesidades sino también los medios para satisfacerlas.

Fichte en realidad preparaba la figura del filósofo a la manera de Gentile, que sería maestro y fundador del estado ético y de su política concreta, o la figura del filósofo a la manera de Heidegger. Si es así esta visión del docto y de su función social tiene poco que ver con las posiciones de Norberto Bobbio, que comenzaba política e cultura con la afirmación.

La primera lección de política e cultura, es una noción de modestia, los ensayos que Bobbio escribió entre 1951 y 1955 surgieron en un clima en el que la figura del docto había perdido as prerrogativas platónicas que le asignaba Fichte.

En la lectura, podemos encontrar un apartado donde se define “trabajo intelectual”, esto es para poder definir la actividad de quien trabaja más con la mente que con las manos, y precisamente para distinguir el trabajo intelectual de lo que llamaremos función intelectual. Hablamos de función intelectual cuando alguien, ya sea trabajando con la mente o pensando con las manos, contribuye de forma creativa al saber común y al bien colectivo. ¿Podríamos identificar “intelectual “con “creatividad”?, podríamos encontrar muchas definiciones de creatividad, pero en la mayoría se considera que les una capacidad industrial y comercial de resolver problemas, y en este caso se identifica con innovación, o bien una disposición para concebir ideas nuevas que conduzcan a la obtención de ganancias. Ser creativo significa saber quiénes somos.

Para que la creatividad sea digna de tal nombre ha de estar imbuida de actividad crítica. De modo que la función intelectual se desarrolla por innovación, pero también mediante la crítica del saber o de las prácticas anteriores, y sobre todo a través de la crítica del propio discurso.

Creo que esta distinción entre trabajo intelectual y desarrollo de la función intelectual corresponde bastante con la propuesta por Bobbio, veía a los intelectuales no solo como suscitadores de ideas, sino también como guías del proceso de renovación en curso.


En general esta lectura trato sobre como el autor expresa e interpreta acerca del trabajo intelectual, dentro de la lectura desglosa definiciones que se pueden relacionar con el termino intelectual y de tal forma cita a filósofos que aportaron a esta investigación.

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