jueves, 27 de agosto de 2015
Reseña pág 87-91
Para tener una ética intelectual ilustrada, es estar dispuestos a someter a critica no solo cualquier creencia, sino incluso los que la ciencia nos presenta como verdades absolutas. El autor menciona que hay que distinguir algunas condiciones irrenunciables para poder decir que nos inspiramos no en el criterio de una razón fuerte, sino a una racionalidad humana. Un buen ilustrado es el que cree que las cosas “van determinada manera”. Este realismo minimalista ha sido confirmado reciente por Searle, que aunque ciertas veces no acierta pero de vez en cuando tiene ideas claras y razonables.
La realidad va de determinada manera pero esto no significa afirmar que podamos conocerla o que algún día la conoceremos. El sentido común nos dice que hay casos en que todos podemos estar de acuerdo en cómo van las cosas.
El filósofo se pregunta porque existe el ser y no la nada, pero no pregunta nada más lo que hace el hombre corriente cuando se pregunta quien hizo el mundo y que fue antes. Al intentar responder esta pregunta el hombre crea los dioses. Por tanto, el ilustrado entre otras cosas, sabe que cuando el hombre nombra a los dioses está haciendo algo que no se puede tomar a la ligera. El ilustrado sabe que la forma de un panteón es un fenómeno cultural, que se puede criticar, pero que la pregunta que conduce a la creación de un panteón es un hecho natural, digno de la máxima consideración y respeto.
La ilustración reside totalmente en que hay un modo razonable de razonar y si se tiene los pies en el suelo, todos deberíamos coincidir en lo que estamos diciendo, porque incluso en filosofía hay que hacer caso al sentido común.
Shio, mi nombre actual! Aqui les dare unos datos curiosos. Un poco de mi vida, musica, y mas!
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