lunes, 30 de noviembre de 2015

A paso de cangrejo: Ilustración y Sentido Común

A PASO DE CANGREJO
Ilustración y Sentido Común
Humberto Eco: págs.: 87-91


Resulta indispensable para una ética intelectual ilustrada, estar dispuestos a someter a crítica no solo cualquier creencia, sino incluso, aquellas que la ciencia presenta como verdades absolutas. Menciona el autor que, la herencia fundamental de la Ilustración reside en el punto en que exista un modo razonable de razonar y si se tienen los pies sobre la tierra todos deberíamos de coincidir, a partir de que se distingan algunas condiciones irrenunciables para poder decir que nos inspiramos no en el criterio de una razón fuerte, sino a una racionalidad humana. Un buen ilustrado es el que cree que las cosas “van de determinada manera”.

Este realismo minimalista ha sido confirmado reciente por Searle, quien deduce que la realidad va de determinada manera, pero, sin llegar a una afirmación de que se pueda llegar a, o que algún día la conoceremos. El sentido común nos dice que hay casos en que todos podemos estar de acuerdo en cómo van las cosas.

El ilustrado cree que se puede elaborar una ética, heroica, compleja basándose en el principio de negociación necesaria; este mismo reconoce cinco necesidades fundamentales del hombre: la alimentación, el sueño, el afecto, el juego y el preguntarse Por qué, y es esta la que exige el ejercicio del lenguaje.

El filósofo se pregunta porque existe el ser y no la nada, pero no pregunta nada más lo que hace el hombre corriente cuando se pregunta quien hizo el mundo y que fue antes. Al intentar responder esta pregunta el hombre crea los dioses. Por tanto, el ilustrado entre otras cosas, sabe que cuando el hombre nombra a los dioses está haciendo algo que no se puede tomar a la ligera.

El ilustrado sabe que la forma de un panteón es un fenómeno cultural, que se puede criticar, pero que la pregunta que conduce a la creación de un panteón es un hecho natural, digno de la máxima consideración y respeto.


La ilustración reside totalmente en que hay un modo razonable de razonar y si se tiene los pies en el suelo, todos deberíamos coincidir en lo que estamos diciendo, porque incluso en filosofía hay que hacer caso al sentido común.

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