No hay nada tan cierto como la
aseveración de que nuestra conducta es producto del sistema nervioso. Durante el periodo comprendido entre 1930 y
1960, cuando se desarrollaron la mayor parte de los motivos centrales de los
actuales enfoques del aprendizaje, se creía que la neurofisiología tenía poco
que ofrecer a la situación de los problemas psicológicos de la época.
Las principales teorías nunca intentaron
describir los eventos específicos y reales tal como ocurren en el sistema
nervioso de su aprendizaje modelo. Las
tácticas han sido las del conductismo descriptivo, complementadas por la
teorización de la variable interviniente. Es evidente que en las últimas
décadas se han hecho grandes progresos en la neuropsicología, en la actualidad
es imposible realizar un análisis profundo y completo de temas como la
conciencia, la disposición, la discriminación, el reconocimiento de patrón,
atención, excitación, impulso, recompensa y muchos otros, sin otorgar un lugar
prominente a las contribuciones de la experimentación neuropsicológica al
conocimiento de estas materias.
El problema más recalcitrante de la
neuropsicología ha sido el aprendizaje o almacenamiento de información en el
sistema nervioso, así mismo el problema sigue siendo encontrar las bases
fisiológicas de la asociación. Se supone
que entre diversas poblaciones de neuronas existen múltiples conexiones se sabe
que la actividad cercana en el tiempo de dos de ellas hace que se asocien de
algún modo primitivo o básico, con el resultado de que ahora una es capaz de
excitar a la otra, cuando antes no sucedía así. La explicación más factible es
una hipótesis que plantea que de alguna manera hay un aumento en la eficiencia
de circuitos nerviosos particulares.
Por lo regular las personas que construyen
mecanismos automáticos de redes diversas no afirman que sus diseños representen
exactamente la manera en que el sistema nervioso logra operar como lo hace en
una ejecución característica.
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